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Briscker el mercenario

El nombre de John Briscker no es uno de los más recordados o más famosos entre los aficionados al baloncesto, pero su historia es una de las más curiosas de la historia de la NBA. El jugador nacido en Detroit fue uno de lo más conflictivos jugadores que haya pasado por la ABA y la NBA. Tras destacar en su Detroit natal y formarse en la universidad de Ohio, donde ya comenzó a mostrar su fuerte carácter que siempre lastró su talento anotador (las continúas peleas con rivales y compañeros eran el pan de cada día hasta que en su último año fue expulsado del equipo), su fama de problemático le llevó a ser descartado por las franquicias de la NBA en el draft de 1969, que tendría como número uno a Lew Alcindor, teniendo que conformarse con la ABA.

Los Pittsburgh Pippers fueron los que apostaros por este alero que aunaba talento y conflictos a partes iguales. Ya en su primera temporada demostró su talento al promediar 21 puntos por partido, y podría haber sido considerado una estrella sino fuera por sus problemas extradeportivos, como lo de ir acompañado de una pistola en su mochila a cada entrenamiento o partido o amenazar a su entrenador con el arma si no lo ponía de titular en un partido. Ya en su segunda temporada un árbitro tuvo que retrasar el inicio de la segunda parte de un partido porque Briscker estaba peleándose con medio equipo suyo en el vestuario. Su situación comenzaba a ser insostenible ya cuando se negaba a salirse de la pista cuando su entrenador decidía cambiarlo, incluso en una ocasión, el entrenador rival tuvo que pedir tiempo muerto para que Jack McMachon, entrenador de los Pippers, pudiera retirarle de la pista. Brisker accedió y se marchó de la pista pero en lugar de sentarse en el banquillo cogió sus cosas y salió del pabellón.

Fue convocado para el All Star de la ABA en su segunda temporada, donde promediaba 29 puntos por partido, y allí dejó uno de los episodios más bochornosos jamás visto. A cada jugador le embolsaban 300 dolares por participar en este partido, por lo que al acabar el mismo Briscker subió como una exhalación a donde se encontraba el comisionado de la ABA, Jack Dolph, y ante la mirada de todo el pabellón zarandeó hasta que obtuvo de la cartera del comisionado los 300 dolares. Acto seguido se marchó del pabellón a fundirse el dinero en el nuevo vicio que le consumía, la cocaína. Todas estas actuaciones hicieron que su situación en la ABA fuera insostenible, y tras pasar por los Supersonics de la NBA donde se enfrentó hasta con Bill Russel, su entrenador, decidió poner fin a su etapa de jugador y marcharse como mercenario a Uganda a las órdenes del ejército de Idi Amin Dada.

El final de Briscker es incierto, hay varias teorías entre las que se encuentran las de que fue asesinado por el propio Dada tras rebelarse éste, la de que fue asesinado en el golpe de estado contra Dada, y la última en la que se dice que finalmente no fue a Uganda sino que fue a la Guayana donde compartió fatal destino con otras 918 persona en la masacre de Jonestown. Otros sin embargo creen que sigue vivo en algún páramo africano donde finalmente encontró la paz que no encontró nunca en EEUU.

Cuando todo cambió para Rondo

Rajon Rondo siempre destacó en la práctica del baloncesto ya desde temprana edad en su Louiseville natal, sus promedios desde el college hasta el high school hacían presagiar un gran futuro en el deporte de la canasta. Pero como muchas grandes promesas las malas compañías comenzaron a hacer mella en la vida del jugador. Su vida nocturna comenzó a ser más ajetreada y sus amistades comenzaron a ir por unos derroteros poco adecuados.

Por aquella época Rondo era un buen jugador pero no estaba del todo centrado en el baloncesto, se lo tomaba más como una diversión y pasatiempo que como algo serio. Pero todo cambió un día en su último año de universidad. Su íntimo amigo de la infancia Spencer Ronson fue tiroteado a causa de un ajuste de cuentas, o eso se cree todavía, provocándole la muerte en el acto. Esta noticia cambió para siempre a Rondo que recibió la noticia como un aviso de su peligrosa vida extradeportiva, centrándose exclusivamente a partir de entonces en lo que mejor sabía hacer que era jugar al baloncesto. El jugador además en homenaje a su amigo se hizo un tatuaje en la espalda en su honor para según él mismo «tenerle siempre presente, él me guardará las espaldas, estoy completamente seguro que allí donde esté cuidará de mí»

La historia posterior ya es conocida, Rondo se presentó al draft donde fue elegido por los Phoenix Suns en la posición 21. pero inmediatamente lo traspasaron a los Celtics donde conquistó el anillo junto a Garnett, Pierce y Allen. Pero quien sabe qué hubiese sido de la vida de este base de haber seguido su mala vida, podría haber acabado como su íntimo amigo privándonos así de uno de los mejores bases de los últimos años.

El doble número de Barry

Hablar de Rick Barry es hablar de un jugadorazo con mayúsculas de la historia de la NBA. Sus logros hablan por sí solos y si algo le caracterizaba a parte de su fuerte carácter era su mítico dorsal 24 que vistió durante toda su carrera tanto en la NBA como en la ABA. Tras una larga carrera en los Warriors (donde consiguió el único anillo para la franquicia hasta la llegada de Curry) y un paso intermedio por la ABA disputó su última temporada profesional en los Houston Rockets.

Allí Barry se encontró con el problema de que la máxima estrella del equipo era un tal Moses Malone, y su dorsal era el 24. Entonces Rick, que tenía en el dorsal 24 su dorsal de la suerte, decidió realizar una de las peticiones más extrañas a la liga. Pidió jugar todos los partidos de casa con el dorsal 2 y todos los partidos de fuera de casa con el 4, portando sutilmente el dorsal 24 de manera indirecta durante toda la temporada.

La liga accedió a la petición y Rick Barry se convirtió en el único jugador en tener distinto número de local que de visitante en la historia de la liga. Años más tarde cuando fue preguntado por esto dijo que ni se planteó pedir a Malone el dorsal 24 (las historias de los dorsales en jugadores NBA tienen siempre un halo de misterio y superstición que traspasa muchas veces el entendimiento humano), pero el pívot durante toda su carrera llegó a utilizar hasta ocho número distintos. Es probable que le hubiera cedido a Barry el dorsal ahorrándose toda la parafernalia del doble número, aunque nos hubiese privado de una de las historias más curiosas de la NBA.

Gracias por todo Calderón

Esta mañana Jose Manuel Calderón ha anunciado en una rueda de prensa junto al presidente de la FEB Jorge Garbajosa que deja el combinado español tras su participación en los juegos olímpicos de Río donde se colgó el bronce. Su importancia en la selección había ido bajando drásticamente hasta adquirir un papel muy residual en el equipo. Estamos probablemente ante el mejor base de la historia de España y miembro de la generación de oro del baloncesto español. El de Villanueva de la Serena ha sido todo un ejemplo durante toda su carrera de coraje superación calidad y sobre todo fiabilidad y lectura de juego. Sus grandes años en el TAU Cerámica de los Scola y Macijauskas le llevaron a dar el salto a la NBA a los Toronto Raptors, donde se convirtió rápidamente en un referente y acabó siendo el mejor asistente histórico de la franquicia.

Tras sus buenos años en la franquicia canadiense pasó por varios equipos en los que le fueron dando un rol más específico, de tirador exterior concretamente, desperdiciando una calidad que pocos bases en la actualidad tienen. Su estilo es a día de hoy contra natura, rodeado de la época de los bases rápidos, explosivos y chupones, él era todo cerebral y correcto, solía estar en el top 3 de ratio pérdidas-asitencias en sus años de Toronto, y su nombre llegó a sonar con fuerza un año para el All-Star. Su rendimiento en la selección siempre fue sublime, formando parte de los grandes éxitos recientes de la ya conocida como ÑBA, aunque se perdió la final de los juegos de Londres por lesión, pero llevó como base titular al equipo a la final contra los EEUU. Tras una brillante carrera y un último traspaso a Los Ángeles Lakers este verano, ha decidido poner punto y final a la carrera con la selección con la que ha compartido 14 años y con la que se ha llevado 8 medallas, 8 medallas como ese número ya imborrable en nuestra memoria del mejor base de la historia de la selección. Gracias por todo Mister Catering.

Eddie Griffin talento inestable

La de Eddie Griffin es otra de tantas historias NBA en las que un prometedor joven con potencial para triunfar acaba tirando todo por la borda. Su vida en este caso está estrechamente ligada a la de su hermanastro Marvin Powel, que acogió a Eddie y a su hermano cuando su madre no pudo ocuparse mucho de ellos debido a su trabajo de enfermera. Fue Marvin el que descubrió el mundo de la canasta a Eddie que pronto demostró maneras para el baloncesto. Y cuando su madre encontró un trabajo mejor se trasladó con Eddie a Philadelphia, aunque su estrechez con Marvin perduró, siendo por el único por el que se dejaba aconsejar Eddie. En el instituto ya destacó y estaba considerado el mejor jugador de Philadelphia desde Wilt Chamberlain (teniendo en cuenta que de allí han salido jugadores como Kobe Bryant, Rip Hammilton o Rasheed Wallace) lo que eran palabras mayores.

Pero pronto comenzó a verse su carácter conflictivo, como cuando a falta de un mes para graduarse se peleó con un compañero de equipo, lo que le costó hacer los últimos meses de High School desde casa y graduarse una semana más tarde que el resto de sus compañeros. Pero su calidad era tan inmensa que estos episodios pasaron sin importancia para las universidades (Griffin llegó a registrar un cuádruple doble: 27 puntos, 11 rebotes, 13 tapones y 10 asistencias en un único partido), y ya allí en su primer y único año tuvo también peleas con compañeros constantemente. Pero es en esa época en la que la vida de Eddie se desmorona. Su hermanastro y mentor Marvin había muerto de un ataque al corazón. Este mazazo se lo tomó demasiado a pecho Griffin autoimponiéndose el cuidado de la familia de Marv, por lo que se decidió a dar el salto a la NBA (se presentó en el draft de Pau Gasol). Allí salió elegido en séptima posición por los Nets que inmediatamente los traspasarían a los Rockets.

La carrera NBA de Eddie fue un resumen de su vida, algún partido que atisbaba el jugadorazo que era unido a numerosas sanciones por posesión de drogas o problemas con compañeros. Todo esto unido en un cóctel de depresión por la muerte de Marvin acrecentado por su adicción al alcohol provocó que un juez de Houston le obligara a estar bajo la tutela de John Lucas y su inclusión en el programa de rehabilitación que el propio Lucas dirigía (Lucas fue número uno del draft de 1976 y tuvo que abandonar su carrera NBA debido a problemas con las drogas). Pero fue inútil, seguía dando bandazos en su vida hasta el 17 de Agosto de 2007.

Antes de ese día ya había protagonizado otro episodio esperpéntico en el que estampó su Bentley contra otro coche tras ir viendo una película pornográfica e ir masturbándose duplicando la tasa de alcohol en sangre. Pero ese día 17 Griffin fue directo con su todoterreno hacia las vías del tren chocando contra el tren muriendo en el acto, nunca se supo si fue un suicidio o sólo a consecuencia de cómo luego se demostró triplicar la tasa de alcohol, pero lo que estaba claro era que Griffin vivió atormentado desde la muerte de Marvin y nunca se repuso de esta privando al baloncesto de un fino ala pívot que pudo haber dominado la liga.

El corazón de Reggie Lewis

Corría el verano 1993 y el baloncesto mundial y en especial la NBA se intentaba recuperar del varapalo de la muerte de la estrella croata Drazen Petrovic, cuando saltó otra terrible noticia, el capitán y jugador franquicia de los Celtics, Reggie Lewis en un entrenamiento con el equipo su corazón dijo basta cayendo fulminado y muerto dos horas después en un hospital de Massachusets. Se cerraba así el verano más trágico que se recuerda en la NBA y se sumaba otra desgracia más para la historia celtic (tras la famosa muerte de la promesa Len Bias).

Lewis llegó a los Boston Celtics en el draft del 1987, en la 22ª selección, y pronto se vio su fuerte personalidad. Llegaba a un equipo en el que compartía posición con su estrella Larry Bird, pero los serios problemas de espalda que comenzó a tener en esta época el alero de Indiana y que le obligarían a retirarse le dieron la oportunidad de jugar minutos a Lewis. Con el paso de las campañas se afianzó como mejor jugador del equipo y capitán tras la retirada del pájaro, y todo hacía indicar que sería el relevo perfecto para los Bird-McHale-Parish para llevar de nuevo a los Celtics a lo más alto.

Pero en los playoffs de 1993 en el primer partido de la primera ronda frente a los Charlotte Hornets, comenzó a sufrir fuertes mareos y malestar en el pecho que le provocaron que se desplomara en el suelo obligándole a retirarse del partido (en ese momento no sabía que iba a ser su último partido). Tras la gravedad de los síntomas se le realizó un exhaustivo chequeo médico en el que se afirmó que su corazón se encontraba en perfectas condiciones para la práctica del baloncesto. Al tiempo se incorporó con sus compañeros a la pretemporada y en un entrenamiento el 27 de Julio ocurrió la desgracia.

Lewis había destacado como un anotador fiable y como uno de los mejores defensores de perímetro de la liga, es el único jugador que llegó a taponar cuatro veces en el mismo partido a Michael Jordan. Pero con él no sólo se iba un joven y prometedor jugador de 27 años, se iba la esperanza Celtic de volver a ser competitivos tras las retiradas de sus grandes figuras de los 80. Una auténtica lástima que un diagnóstico correcto podría haber evitado, quizás le hubiese retirado del baloncesto en aquel momento, pero al menos Lewis seguiría a día de hoy con vida.

Los Blazers que pudieron ser

La franquicia situada en el estado de Oregón, los Portland Trail Blazers, siempre se ha caracterizado por ir acompañada de la mala suerte unida a decisiones erróneas históricas. A la ya conocida selección de Sam Bowie por delante de Jordan en el draft de 1984 (decisión en su momento lógica ya que contaban de escolta con Clyde Drexler y Bowie era un interior muy prometedor) a sus últimas selecciones del draft. Juntaron en el mismo equipo a LaMarcus Aldrige, Brandon Roy y Greg Oden, en lo que podía haber sido un equipo dominador y aspirante al anillo durante muchos años debido a la juventud de sus integrantes, y a la calidad de los mismos, pero otra vez más las desgracias se cebaron con los blazers en forma de lesiones

La estrella del equipo era un Brandon Roy que ya era uno de los mejores jugadores exteriores de la liga, promediando de forma sólida más de veinte puntos por noche y siendo en sus temporadas álgidas el jugador más seguro en el clutch time. Ya era un asiduo del All-Star, pero a sus 27 años sus rodillas maltrechas dijeron basta y se tuvo que retirar del baloncesto por miedo a poder quedarse cojo para el resto de su vida, una auténtica pena que nos privó de los mejores años de uno de los escolta más interesantes y completos de la última década.

Con Greg Oden el caso es más doloroso, se trataba de la elección número uno del draft de 2007 (en el que un tal Kevin Durant fue segundo), y se trataba del hombre interior más prometedor del país en los últimos tiempos, en una NBA cuya tendencia es hacia el small ball y donde los hombres interiores de calidad escasean, surgió Oden, por lo que los Blazers no dudaron en seleccionarle como número uno de su promoción. Pero a lo largo de sus tres primeras temporadas el gigante disputó 80 partidos en total, es decir, no llegó en tres temporadas a disputar los partidos que componene sólo una temporada. En lo poco que jugó se pudo ver algún fogonazo de lo que pudo haber sido de haber estado sano, pero de nuevo los problemas de rodillas frenaban las aspiraciones de los blazers.

Con LaMarcus nunca ha habido queja, ha sido el jugador franquicia hasta su marcha a los Spurs como agente libre, siempre rondando el doble doble de media cada temporada y haciendo competitivos cada año a su equipo. Pero la llegada de Lillard fue tardía para plantearse quedarse y sus aspiraciones de ganar un anillo lo llevaron a irse a Texas. Una lástima porque de no haber existido lesiones estaríamos hablando de uno de los equipos más compensados y con más talento de los últimos años, pero en los Blazers siempre tiene que pasar algo que arruine este tipo de historias.

Simplemente Red Auerbach

Si hablamos del equipo más emblemático y más laureado de la NBA, nos estamos refiriendo a los Boston Celtics, y si destaca alguna figura por encima del resto (y mira que hay figuras en esta franquicia) ésa es la de Red Auerbach. Se trataba de un adelantado a su tiempo, que llevó a su los verdes a sus cotas más altas e inventó infinidad de sistemas nuevos de juego para acumular la friolera cifra de 16 anillos en 29 años. Fue un pionero además con la inclusión de la raza afroamericana en la liga, fue el primer entrenador que seleccionó a un afroamaericano en el draft para la NBA (allá por 1950 con la selección de Chuck Cooper), ya que para él no existían las razas, como llegó a afirmar «Si estos chicos son más fuertes y están más cualificados… ¿cual es el motivo de no contar con ellos?, ¿que son, marcianos?».

Pero si una figura destaca entre las elecciones de Auerbach esa es la de Bill Russell, con el que llevaría a la franquicia de Masachusetts a las cotas más altas vistas y que probablemente se verán en una franquicia con 11 anillos en 13 años (9 de ellos de Auerbach como entrenador y 2 como General Manager). Pero sus inicios en Boston como innovador no fueron fáciles, él había sido como jugador muy discreto y tras entrenar algunos años en St. Albans High School y en la Armada Norteamericana (los NAVY), en la base militar de Norfolk, los Boston Celtics le ofrecieron dirigir su equipo en una época de crisis para los orgullosos verdes. Sus primeras decisiones trajeron consigo la controversia de un público que terminó adorándole como si de un dios se tratara, debido básicamente a sus estrategias de intercambios y trades en las ceremonias del draft, además de por ser el inventor del contraataque y de un juego coral de equipo que encajó tan bien en la filosofía trabajadora de la ciudad.

Pero si una imagen define la figura de Red Auerbach, esa es la del técnico fumándose un puro a falta de pocos minutos cuando el partido estaba ya resuelto, en lo que le gustaba denominar el puro de la victoria, llegó a decirle una vez al mism´simo Larry Bird esta frase «estos puros sólo pueden ser fumados cuando se gana; sino pierden su valor. Para fumarte un sensacional puro de estos, tienes que ganártelo, amigo». Genio y figura sin duda. Era tan icónica su imagen con el puro que en todos los restaurantes de Boston se prohibió fumar salvo si eras Red Auerbach. Desgraciadamente un ataque al corazón en 2006 se llevó a esta gran figura del baloncesto que amó a los Celtics por encima de todo y que vio como se retiraba el número 2 en su amada franquicia en su honor.

Pat Riley y su primer fracaso

Pat Riley, el denominado Rodolfo Valentino por el irrepetible Andrés Montes, desde que dejó de ser jugador se ha caracterizado por ser un tipo al que casi todo le sale bien. Cogió a los Lakers tras la destitución de Paul Westhead, y les hizo ganar cuatro anillos, convirtió a los Knicks de Ewing y Stark en uno de los mejores conjuntos de los 90 pese a no ganar nunca un anillo con ellos y ya en Miami es donde ha destacado su faceta de reclutador de estrellas, primero con la llegada de Shaquille O´Neal, con el que como entrenador volvió a ganar un anillo y luego formó el grandísimo big three con Wade LeBron y Bosh que les llevó a cuatro finales y dos títulos. Hasta aquí todo una carrera de éxito, pero este verano se ha producido un hecho que ha sorprendido a más de uno, y es la marcha de Wade a los Chicago Bulls. El jugador nacido en la ciudad del viento no perdonó que Riley no pusiera como máxima prioridad su renovación después de todo lo que ha dado el 3 a la franquicia (de la que es considerado el mejor jugador de su historia por méritos propios) y terminó por marcharse.

Riley por su parte reconoció públicamente su error y se ha visto obligado a reconstruir de nuevo el equipo tras la marcha del escolta. Los Miami que tenían un proyecto bastante sólido pese a la marcha de Lebron, es cierto que la inesperada explosión de Whiteside ha ayudado mucho a mantener el nivel competitivo, pero se ha visto truncado primero por los problemas de corazón de Chris Bosh, y ahora por la marcha de un Wade que deja un vacío difícil de llenar para los de South Beach. No sería la primera vez que Riley se saca un gran as de la manga pero este año va a ser largo y difícil para los del sur de Florida.

Divac-Petrovic amistad rota

Cuando se habla de Divac y de Petrovic se habla de probablemente la mejor generación del baloncesto FIBA de la historia, una selección yugoslava que durante la década de los ochenta era prácticamente intratable y dominaba con solvencia los torneos. Dos de sus jugadores más destacados, quizás los más junto con Kukoc, eran Vlade Divac y Drazen Petrovic. Ambos jugadores pese a jugar en equipos distintos, el pívot en el Partizan y el base en la Zibona de Zagreb, entablaron una gran amistad durante todos estos torneos nacionales, hasta el punto de que eran siempre compañeros de habitación. Su marcha juntos com casi pionesros a la NBA en 1989 a Los Ángeles y Portland respectivamente les unió más si cabe ya que se apoyaban el uno en el otro para pasar los malos moemntos de la adaptación a otro baloncesto y a otra cultura. Se dice que las llamadas entre ellos eran constantes a lo largo de esos años.

Todo era felicidad entre ellos estaban consiguiendo su sueño de triunfar en la NBA (los primeros años de Petrovic por falta de oportunidades y minutos no fueron muy buenos) y se presentaba además el Mundial de baloncesto de Argentina de 1990. Allí llegaba la selección de Yugoslavia como máxima favorita y no defraudó ganando en semifinales a los EEUU y en la final a la Unión Soviética (aunque hay que recordar que para este torneo los jugadores Lituanos habían declinado ir entre los que se encontraban un tal Sabonis). Hasta aquí todo normal, pero tras el pitido final comenzó la celebración, Divac y Petrovic se fundieron en un abrazo sincero y en esos momentos un cámara con la bandera croata se les acercó, Divac se dio cuenta y le quitó la bandera arrojándola al suelo en señal de que era una victoria de toda Yugoslavia, no de Croacia, algo que sentó muy mal en el país y peor a su amigo y compañero Petrovic que tras este incidente no volvió a dirigir la palabra.

Tras la disgregación de Yugoslavia en el 92 y la muerte de Petrovic en el 93 su relación era nula y en el funeral del mago de Sibenik un gigantón Divac echó a llorar sincerándose con unas declaraciones llenas de sentimiento «Lo que más me duele es que no he podido decirle adiós. Llevábamos sin hablarnos mucho tiempo, y lo siguiente que escuché fue que había muerto. Era como si yo me muriese a la vez. Ha sido lo peor que me ha sucedido jamás, y ya nunca podré arreglarlo». Un duro testimonio fruto de una guerra absurda que separó a dos de los mejores jugadores europeos de la historia.