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El Bayern no ha dicho su última palabra

Frustrados. Así es como acabaron los jugadores del Bayern de Munich el pasado miércoles cuando tras hacer un gran partido y generar más de una decena de ocasiones (la gran mayoría clarísimas) se fueron con una nueva derrota ante un Real Madrid que no realizó un gran partido, que no mereció ganar, que no marcó Cristiano Ronaldo, pero que dejó la eliminatoria muy encarrilada y los ánimo de los bávaros muy tocados.

Pero este Bayern no es el de Guardiola o el de Ancelotti, es el Bayern de Heynckess, y el entrenador de Monchedgladbag ha devuelto el espíritu combativo a un grupo que parecía con un cierto estancamiento en lo competitivo. Ha devuelto la confianza a jugadores fundamentales como Müller, Ribéry o Robben que con Ancelotti o no jugaban o no rendían a su mejor nivel, ha sacado al mejor James de nuevo para beneficio del equipo y sobre todo, ha devuelto a Javi Martínez al medio del campo, lo que ha devuelto el poderío físico perdido en medio campo al equipo.

Pese a que tanto Vidal como Neuer y Robben no llegarán a este partido, los alemanes son optimistas en poder al menos igualar la gesta del año pasado en el Bernabéu (donde empataron la eliminatoria con un 1-2) donde sólo el arbitraje privó de completar la remontada al equipo alemán. Saben que lo tendrán difícil, pero saben que si marcan un gol dependen de ellos mismo para llevarse la eliminatoria y eso les hace ser muy peligrosos.

El Sevilla la Copa por Europa

El Sevilla está teniendo una temporada extraña. Destituyó a Berizzo a media temporada cuando el técnico casi se recuperaba todavía de un cáncer de próstata, contrató a Montella y nada más aterrizar encajó una manita en casa de el Betis que escoció y mucho al Sevilla, se clasificó el equipo para la final de la Copa brillantemente tras eliminar al Atlético y Leganés y llegó por vez primera después de sesenta años a los cuartos de la Champions.

Pero en la liga el equipo anda séptimo, y con muchas posibilidades de no disputar competiciones europeas el año que viene. De no ganar la Copa tendrá que quedar en séptimo lugar al menos para disputar competición europea el año que viene, algo que sería un palo muy duro para un equipo acostumbrado a pelear en competiciones continentales los últimos años sin excepción. El problema es que tanto Betis como Villareal (que ahora están por delante) y Celta, Girona o incluso la Real Sociedad (tras la victoria ante el Atlético) van a pelear hasta el final por entrar en Europa poniéndoselo muy difícil a los hispalenses.

Por ello debe afrontar la final de este sábado como más que un título, es el acceso directo que daría tranquilidad al equipo y que le permitiría no vivir jornadas agónicas en las últimas jornadas de liga, y gracias, ya que el pasado fin de semana remontó para empatar un 0-2 adverso del Villareal que le hubiese puesto muy complicadas las cosas. El equipo llega en un bache del que no han salido tras la eliminación del Bayern, pero ya hace pocas semanas le plantó cara al Barcelona (pese a que Messi en un minuto les empatara los dos goles de renta) y ese debe ser el camino a seguir.

Desperdiciar sus mejores años

El Barcelona cayó ayer con estrépito ante la Roma, en lo que ya forma parte de uno de los recuerdos más negros de su historia. Nadie esperaba un batacazo semejante, ni el Barcelona había aventurado tantas debilidades como para pronosticarlo si quiera, pero la Roma dio una lección de intensidad ayer que hacía tiempo que no se veía. Y lo peor de toda esta situación es que es la tercera vez consecutiva que el Barcelona queda apeado, y cuarta en cinco años, en cuartos de final de la Champions League.

Y lo peor es que lo hace con el mejor jugador de su historia en sus filas, con un Messi que va a cumplir su duodécima temporada en el Barcelona y que «sólo» ha ganado cuatro Champions, aunque la primera fue testimonial. Da la sensación que el Barcelona no ha aprovechado el impulso que su estrella le ha dado. No es posible que un equipo que cuenta con Messi en sus filas haya sido eliminado por equipos como la Roma, el Atlético o la Juventus, y más de la manera en que ha sido eliminado por estos equipos. Da la sensación de que cuando Messi cuelgue las botas el Barcelona no habrá aprovechado en Europa el paso de este fenómeno y que difícilmente se repetirán tiempos semejantes o mejores sin él.

Es un día muy triste para el Barcelonismo, pasar de estar realizando una campaña casi perfecta, a darse de bruces con una realidad, la política de fichajes ha sido pésima desde hace cinco años, y sólo ha sido maquillada por las anchas espaldas del 10, que ha hecho que el Barcelona gane ligas y Copas del Rey a un ritmo vertiginoso. El Barcelona debería haber dominado durante la última década la competición continental, y sin embargo sólo llegó a tres finales y a una semifinal, un bagaje pobrísimo que deja la sensación de que se podía haber conseguido mucho más con directivos con dos dedos de frente, y no la política de bandazos a la que ha sido sometido el club desde la marcha de Laporta. Espero equivocarme pero me temo que no se verán muchas Copas de Europa próximamente con el sello del Fútbol Club Barcelona.

Klopp ya lo ha vivido

El Lverpool tratará de defender la amplia renta que sacó de Anfield al ganar por 3-0 al City de Guardiola tras una primera parte excelsa. Pero aún así, el City, no se da por vencido e intentará dar la vuelta a la eliminatoria y empezar a escribir así alguna página histótrica en la Champions, competición en la que salvo las semifinales de 2016 (donde no dieron la talla en ningún momento de la eliminatoria) no han realizado nada reseñable.

Pero esta situación no es nueva para Klopp, que ya vivió algo parecido en 2013 cuando, con el Dortmund al mando, le metió 4-1 al Real Madrid en el Signal Iduna Park y le tocó venir al Santiago Bernabéu a sobrevivir al vendaval blanco. El partido se saldó con una insuficiente victoria blanca por 2-0 (los dos goles llegaron muy al final del partido) que daba el acceso a Klopp a la final de la Champions.

Por tanto sabe lo que le espera, ni el City es el Madrid, ni el Etihad es el Bernabéu, pero tras la derrota de la ida y la decepción de la derrota en el derbi el sábado ante el United que le privó de celebrar ante su afición el título de Premier League, el City es un equipo herido y saldrá con todo desde el comienzo. Guardiola debe plantear un partido loco casi suicida y procurar minimizar las contras del Liverpool (que es su especialidad) ya que un gol red le obligaría a meter cinco a los sky blues para clasificarse. Klopp consciente de eso jugará con ese factor, ya con Salah recuperado y con Mané y Firmino dosificados el sábado ante el Everton, sabe que muy difícilmente se quedará con la puerta a cero. Preciosa la vuelta en las islas.

Posesión mejor que goles

Después de la exhibición de fútbol total que desplegó el Liverpool anoche, en especial en la primera parte, ante el Manchester City, todos esperábamos con impaciencia las declaraciones de un Guardiola que se vio superado en todo de nuevo por Klopp. Y otra vez más el de santpedor buscó excusas sin fundamento para justificar su pobre planteamiento y su más que discutible decisión de introducir a Laporte y jugar con doble pivote.

En rueda de prensa comentó que el Liverpool llegó tres veces y anotó tres goles, cuando en la primera parte la goleada pudo ser escandalosa, las llegadas del Liverpool se repetían sin cesar y ya en la segunda parte y con la lesión de Salah, jugó con el resultado favorable. Para Guardiola lo más importante fue que su equipo tuvo la posesión, aunque su equipo no disparar ni una sola vez a puerta en los noventa minutos, para él marcar es lo de menos, lo importantes es tener el balón, aunque sean posesiones eternas y sin peligro.

Klopp, volvió a plantearle un partido de alto voltaje, con una presión arriba asfixiante, y con una intensidad que hace tiempo no se veía en Anfield, para ir ya tres a cero antes de la media hora de juego. Un auténtico baño de juego y fútbol que Guardiola, con el mayor presupuesto jamás visto en una plantilla de fútbol, no supo contrarrestar lo más mínimo. Cierto es también que una de las últimas jugadas fue un gol dudosamente anulado a un Gabriel Jesús al que el partido le vino excesivamente grande. Otro nuevo patinazo en partido importante de Champiosn para Guardiola, que sigue sin dar con la tecla cuando no cuenta con Leo Messi en sus filas.

Klopp, la china en el zapato de Guardiola

Anfield, el mítico estadio red, será testigo esta noche de el partidazo con sabor a Premier de los cuartos de final de la Champions League entre Liverpool y Manchester City. Dos de los mejores entrenadores mano a mano en un duelo que promete muchas ocasiones de gol y mucho espectáculo, y en le que se da la extraña circunstancia de que Guardiola se enfrenta al único técnico contra el que tiene balance negativo en sus enfrentamientos directos.

Lo que está haciendo Klopp con el Liverpool es impresionante, se ha sobrepuesto a la marcha de Coutinho, se ha sacado de la chistera el excelso rendimiento de Salah y además ha sido el único conjunto de la Premier que ha conseguido ganar al conjunto citizen. Y todo ello con un fútbol total, con ataques constantes y una presión en la salida de balón asfixiante, que les permite atacar con asiduidad la portería rival.

Ambos se conocen a la perfección desde sus tiempos en la Bundesliga, donde Klopp ya le ganó las dos Supercopas que se disputaron, y ahora en sus enfrentamientos en la Premier. El balance es de seis vicotiras para el alemán, cinco para el catalán y un empate. Nadie puede presumir de esos números ante Guardiola que ya sabe lo que le va a esperar esta noche. Un equipo efervescente y una afición que presiona como ninguna. Partidazo con sabor inglés.

El Bayern asusta al Pizjuán

Cuando salió la bola del Bayern de Munich como rival del Sevilla, en el conjunto hispalense hubo una sensación de pesadumbre por la entidad y fortaleza del rival a batir. El Bayern asusta, y desde la llegada de Heynckes mucho más, y llega en plena forma y con plenitud de efectivos para medirse a un Sevilla cabizbajo por la manera en que acabó su partido ante el Barcelona el sábado, tras una auténtica exhibición de los nervionenses durante 80 minutos del partido.

Pero esto es la Champions y el Sevilla, ya descartado para participar en la competición el año que viene sabe que en su estadio es un rival peligroso, que si juega su fútbol pondrá en apuros al Bayern, pero la baja de Banega hace mucho daño a un equipo que se ha clasificado 60 años después para los cuartos de la Champions y que quiere seguir con esa euforia para dar un paso más en la competición.

El Bayern sin embargo llega tras endosarle un durísimo 6-0 al Dortmund el fin de semana y dejarse la Bundesliga lista para ganarla el fin de semana si gana su partido. Asusta ver cómo Heynckes ha conseguido llegar sin bajas al tramo importante del campeonato (a excepción de la de un Neuer que está casi descartado para la temporada) y recuperando la mejor versión de un James que está volviendo a ser el futbolista desequilibrante que era en su primera etapa en el Real Madrid.

Viejos conocidos

Pocos partidos se han repetido tanto en la Champions League como los Real Madrid Juventus. Se ha convertido en un clásico de Europa con dos claras tendencias. A partido único reina el Madrid y a doble partido los turineses se llevan la palma. El último precedente la final de Cardiff del año pasado, donde el Madrid barrió a una Juventus que se vio superada por los blancos y por la propia final, se habla de fuertes discusiones al descanso entre la plantilla que terminó por desestabilizar al equipo de Allegri.

Pero también es cierto que en las semifinales de 2015 la Juventus eliminó al Real Madrid con el famoso gol de Morata. Está claro que va a ser un cruce complicado, con dos estilos opuestos, en los que la Juventus, con la importante baja de Pjanic para la ida, necesitará que Higuaín sea de verdad ese delantero decisivo en los días importantes por los que el equipo transalpino pagó 90 millones hace dos veranos al Nápoles.

Habrá que ver también el once por el que opta Zidane para un partido de esta envergadura, con Bale, Asensio e Isco optando para una sola posición en el once blanco. El estadio de la Juventus será un hervidero para volver a ver a su equipo derrotar a un Madrid superior claramente en cuanto a nombres, pero con la vieja guardia juventina nunca se puede dar por vencido. Muchas incógnitas que se resolverán a partir de las 20:45 de esta tarde.

Mourinho toca fondo con el United

Pésima es la palabra que mejor resume la participación en la ronda de octavos de final de la Champions League por parte del Manchester United. Y su mayor responsable es un José Mourinho que volvió a demostrar una racanería y una falta de fútbol difícil de justificar. La inversión millonaria desde su llegada al banquillo de Old Trafford hace que esta derrota suponga un fracaso mayúsculo, no ya por el rival, sino por la forma de caer, de las más pobres que se recuerdan de un equipo que recordemos es el club más rico del mundo según la revista Forbes.

Si ya en la ida el técnico luso dejó claro que había ido a Sevilla a que no se jugara nada, y salió vivo gracias a De Gea, en la vuelta se esperaba un poco de fútbol. Pero en vez de eso, se vio quizás a un United peor que en la ida, sin idea de jugar ni de combinar, sólo a la espera de que mediante pelotazos tanto Fellaini o Lukaku sacasen algo de provecho. Un planteamiento infame para un equipo tan laureado y con los nombres con los que cuenta el equipo de Mourinho.

El Sevilla con dos grandes partidos cerró la eliminatoria más tarde de lo que debía, en parte por su falta de gol, y se clasifica para los cuartos de final con mucha más facilidad de la prevista merced a un entrenador rival que no dejó competir a su equipo en ninguno de los dos partidos con sus planteamientos ultra defensivos sin sentido y sin criterio. Gran noticia que el que propone fútbol pase de eliminatoria mientras Mourinho ha quedado retratado y sin ningún argumento. Se prevé verano movido en Old Trafford.

El momento de Mbappé

Esta noche el PSG vive el partido más importante de su corta historia, y lo hace sin su fichaje estrella Neymar, que ha antepuesto el Mundial a un club que desembolsó en verano 222 millones de euros para su contratación y que le paga la friolera de 38 millones netos al año. Pero la mejor noticia en el PSG es el ambiente de optimismo que esta misma lesión ha generado. El equipo se ve más libre y más unido sin el díscolo brasileño, que lejos de ser imprescindible para el equipo en muchas ocasiones se ha convertido más en un problema que en una solución.

Y ahí es dónde aparece el nuevo mesías del equipo francés, Kylian Mbappé, el ídolo de la ciudad, al que ya Neymar ve más como una amenaza que como un escudero, que con 19 años se presenta como principal esperanza junto con el renacido Di María, para doblegar al Madrid y revertir el 3-1 de la ida. Además esta lesión de Neymar le volverá a ubicar en el extremo izquierdo, donde es mucho más peligroso que en la derecha, donde su potencia le permite rendir, pero nunca a su máxima versión.

Mbappé es consciente de que está ante su oportunidad de hacerse vale, sin Neymar quiere dejar caro que no es un escudero, sino que es capaz de liderar un proyecto y que la diferencia con Neymar no es la que se cree el brasileño, que vive en una nube de concesiones y privilegios por parte de un presidente que está gestionando demasiado mal una plantilla que en caso de derrota esta noche puede explotar por todas partes, dejando muy tocado un proyecto que desde el principio se vio como inestable. Todo recae sobre los hombros de un chico de 19 años que está batiendo todos los récords de precocidad en la mejor competición del mundo.